Aunque no siempre es posible, rotaciones de por lo menos 4-5 años entre brassicas es recomendable para reducir al mínimo la acumulación de estas enfermedades. Los agricultores deben de aprovechar el recurso que representan los nutrientes residuales en asegurar un cambio rápido al próximo cultivo, ajustando las prácticas de fertilización en manera correspondiente.
La práctica más común en cultivar brassicas es sembrar las plantas en un vivero para luego plantarlas en el campo cuando tengan 3 a 5 semanas. Siembra directa en el campo puede generar un desarrollo generativo precoz en climas “rápidos”, y en general da una maduración dispareja del cultivo, así aumentando el número de cortes necesarios.
La densidad de plantas en el campo varía de acuerdo con la variedad de brassica, su velocidad de desarrollo y el método de cosechar. Si la meta es producir cabezas más pequeñas, sobre todo bajo condiciones de rápido desarrollo, se puede plantar en forma más densa. Menos densidad produce cabezas más grandes.
La densidad de plantas en el campo varía de acuerdo con la variedad de brassica, su velocidad de desarrollo y el método de cosechar. Si la meta es producir cabezas más pequeñas, sobre todo bajo condiciones de rápido desarrollo, se puede plantar en forma más densa. Menos densidad produce cabezas más grandes.